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Superluna Azul: una desilusión más

Hace unos días, el cielo debería haber sido el escenario de uno de esos eventos astronómicos únicos que solo ocurren cuando los planetas se alinean, literalmente. ¡La Superluna Azul! Sí, esa Luna llena que se cuela en su punto más cercano a la Tierra, más grande y brillante que nunca, porque claro, la Luna tiene días buenos y malos, y le tocaba un “día grandioso” para compartir con nosotros.

Pero bueno, si estabas como yo, mirando por la ventana, sólo vimos un cielo nublado, y por lo tanto, fuimos testigos en primera persona de una decepción cósmica.

Empecemos por el nombre: Superluna Azul. No sé tú, pero uno escucha eso y lo primero que piensa es en algo sacado de una película de ciencia ficción con luces parpadeantes y efectos especiales. En cambio, lo que realmente significa es que esta Luna es la tercera de cuatro lunas llenas en la misma estación astronómica (como lo especifican los que saben, yo, ni la más pálida idea).

Ah, y que quede claro, la Luna Azul no es realmente azul. ¡No! Eso sería demasiado interesante, ¿verdad? Lo que pasa es que se llama así porque a los astrónomos les gusta complicar las cosas y bautizar eventos con nombres engañosos, como si no tuviéramos suficiente confusión en nuestras vidas. Así que olvídate de la foto de perfil con la Luna azul brillante en el fondo. Lo único azul que vi, que vimos, fue la tristeza en nuestras caras cuando miramos hacia el cielo y solo encontramos nubes de tormenta.

Pero no nos rindamos aún, después de todo, está la opción artística. Si te sientes aventurero, agarra un pincel y pinta tu propia Luna Azul. Con un poco de suerte, será más realista que la verdadera. Puedes incluso darle un toque especial: agrégale nubes de tormenta para darle un aire dramático. Claro, la única condición es que no te olvides de que cualquier cosa que crees será superior a lo que nos ha dado la madre naturaleza en esa noche mágica.

Lo más irónico del asunto es que nos pasamos semanas esperando, mirando al cielo, confiando en el pronóstico meteorológico, o mejor dicho, desconfiando, porque ya venían hace rato diciendo que iba a ser una semana de lluvia y por lo tanto, de nubes cargadas. Claro, como si el clima alguna vez hubiera cumplido sus promesas. Este tipo de situaciones solo nos recuerdan que, por más que la ciencia nos trate de decir que todo está bajo control, la naturaleza tiene sus propios planes. Y en estos días decidió quedarse en la cama, tapada con nubes y neblina, sin ganas de mostrarnos nada.

Así que ahí lo tienes. Una Superluna Azul que jamás verás, a menos que seas un optimista que disfrute viendo YouTube y repitiéndose a sí mismo “qué suerte que la tecnología lo graba todo”. O peor aún, un romántico que piensa que, aunque no la veas, la Luna Azul está allí para ti, brillando detrás de las nubes, solo para recordar que el universo sigue girando… aunque a ti te ignore por completo.

En fin, la única «luna azul» que presenciaste esa noche fue la de tu propia amargura, una obra maestra de la frustración, con el toque final de un cielo que ha decidido ponernos de mal humor. ¿Y la próxima Superluna Azul? Dentro de unos cuantos años, así que empieza a rogar por un clima mejor… o por un nuevo trago azul que te ayude a digerir la frustración cósmica. Porque, después de todo, si el universo no se toma en serio, ¿por qué lo haríamos nosotros?

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