Amigos y amigas, ciudadanos preocupados y despreocupados, hoy vengo a proponer una idea revolucionaria, de esas que cambian la historia: Cargos Políticos Vitalicios, sí, leyeron bien, ¡para todos! Imaginen por un momento la paz, la tranquilidad… ya no más elecciones, ya no más campañas publicitarias cargadas de promesas que sabemos que no se cumplirán. ¡Una democracia sin estrés! ¡El sueño de cualquier votante cansado de elegir entre lo menos malo, lo malo y lo peor!
Porque, seamos sinceros, ¿quién no ha pensado alguna vez que sería mejor dejar a nuestros políticos ahí, como si fueran muebles viejos? Total, si llevan 30 años en el mismo puesto, ¿qué son otros 30 más? Y si las cosas no salen bien, pues simple: que el político de turno se «auto-desembarque», o sea, se quite a sí mismo del cargo (porque a veces son más rápidos para eso que para cumplir promesas), y le pase la batuta a un familiar. ¡Nada mejor que la buena herencia política! Así nos aseguramos de que los intereses familiares siempre estén bien cuidados. ¡Porque la política, como los buenos guisos, siempre queda mejor cuando la receta se pasa de generación en generación!
Ahora, no me vengan con que esto suena ridículo o absurdo. Si uno se fija bien, esto ya pasa en más de un lado, incluido Uruguay. ¿Cuántos políticos nuevos, esos que tratan de romper con el “sistema” (o eso dicen), son rápidamente desacreditados? Si no es por un pariente incómodo, es por algún escándalo de hace 20 años que ni él sabía que había protagonizado, o bueno…..se autobombean en un auto-ping pong mientras levantan pesas y muestran predominantes músculos. Entonces, al final del día, ¿qué mejor que dejarlo todo en familia? La confianza ya está, la corrupción…digo, el respeto por las instituciones ya está. ¡Todos ganan!
Además, cuando llega un nuevo actor político, la maquinaria empieza a moverse como reloj: lo investigan más que a un científico buscando la cura del resfrío. ¿Cuántos secretos oscuros tendrá? ¿Habrá repetido materias en la escuela? ¿Usa medias sanas y del mismo par? Si no encuentran nada, lo inventan. Así que, honestamente, es mucho más práctico hacer los cargos vitalicios y evitar todo ese drama. ¡Menos estrés para todos!
En fin, yo digo que lo probemos. Menos elecciones, más familiares al mando, y un futuro político garantizado…para la misma gente de siempre. Porque al final, ¿quién necesita cambios, cuando puedes tener la misma cara e ideas por 50 años?
Y antes de que se me desacredite, yo mismo digo que, yo, Juan Sovetskiy, de una vez por todas quiero ingresar a la política. No solo para tener mi futuro asegurado (quién no sueña con eso, ¿verdad?), sino también el de mi familia. ¡Porque, claro está, nada más noble que garantizarle el éxito a las futuras generaciones…aunque no sepan nada de política!