Por las cosas de la vida me encontré con la “necesidad” de encontrar una nueva mascota para mis hijos, tenemos perro, supimos tener hámster y una tortuga que en algún otro momento les contaré como traté de entrenarla para que trajera un escarbadientes cada vez que se lo tiraba (la última vez no volvió ni el escarbadientes ni la tortuga), y por eso me decidí por un cuis, elegido por mis propios niños, animal que es lo más parecido a una bola aplastada con pelos, y cuando digo pelos son pelos literal en su máxima expresión, porque no es de pelo corto sino de esos de pelo largo al que llamamos “Lechuga” (por más de que no tiene idea del sabor de la lechuga).
El que piensa que ese tipo de bicho no tiene gasto o es fácil de cuidar es porque no ha tenido uno; de entrada implica comprar jaula, bebedero, viruta y comida (porque además de las frutas o verduras que te recomiendan hay que complementarlo con ración balanceada), y obviamente, a posterior, algo así como día por medio estar limpiando y cambiando la viruta de la jaula porque es el mejor ejemplo de algo que es directamente proporcional (el cuis y los bebés), come como lima nueva – caga como elefante con enema. Pero bueno, los padres a veces nos encontramos en esas situaciones que solo justificas con la frase: “lo que hacen los padres por ….”.
Veníamos todo bien, entre limpia que limpia la jaula, y cuidando de que la perra no terminara con un elemento nuevo en su dieta hasta que se me dio por revisar la bibliografía de la Viruela del Mono con motivo del aumento de casos a nivel mundial y para mi sorpresa este virus no es que lo transmita y contagie el mono, lo hacen también los roedores y las ardillas en estado salvaje, este fue el quiebre de nuestra relación. Relación que había llegado a niveles de estudiar e informarme sobre los diferentes sonidos que emiten los cuises con el fin de entender lo que me quería decir y que estuvimos a punto de lograr “charlas” entre los dos, pero no, los problemas de pareja empezaron a salir a flote, traté de explicarle que el problema no era el, tampoco era yo, pero no quiso escuchar, me empecé a poner cada vez mas distante, dejé de acariciarlo y dejé de escucharlo y ahora lo agarro con guantes y uso tapaboca cada vez que lo tengo que mover o limpiar.
A modo informativo, porque siempre hay que hacer un bien por la sociedad, paso a comentarles los síntomas de la Viruela del Mono: todo comienza con fiebre como no podía ser de otra forma, escalofríos, dolor de cabeza, dolores musculares, dolor de espalda y fatiga extrema (en este momento ya están todos preocupados y pensando si tienen la enfermedad porque alguno de esos síntomas lo tienen) para el diagnóstico está jodido porque no se sabe si se está frente a la viruela del mono, Covid o gripe; también se ven ganglios linfáticos inflamados y prominentes (ahora ya se andan toqueteando por donde saben que tienen algún ganglio para ver en que tamaño está), pero mantengan la calma, si aguantan la ansiedad van a ver que al cabo de uno a tres días de la aparición de la fiebre aparece una erupción (de donde saque la información no aclara erupción de que tipo, ni en que lugar, así que no puedo decir con certeza si es a nivel cutáneo o la erupción de algún volcán).
Aún no he escuchado, pero seguro no faltarán los que saldrán a decir que todo esto es por culpa de las vacunas anti-covid (que no solo nos magnetizó, nos colocó un chip y nos dominó), de los laboratorios que quieren vender una nueva vacuna (para magnetizar, colocar un chip y dominar a los que quedaron pendientes de la otra vacuna), o los mas crédulos pensaran que estamos al umbral de la extinción humana y buscarán las profecías que así lo determinen.
Si me preguntan por el bicho ese que tenía, esa rata con pelos largos que me vendieron como cuis, no voy a poder contestar otra cosa que “un día se fue”, y mejor no entrar en detalles. Seguro el está mejor, nosotros también, mis hijos ya se olvidaron después de escuchar la última de Emilia Mernes y aprenderse la coreo, y por lo que respecta a la viruela del mono, mas vale tener todos los elementos peligrosos lejos de casa y seguir escribiendo en el diario de un sobreviviente por todo aquello a lo que nos enfrentamos y supimos sobrevivir.