Las paradojas de la vida nos hace tener el mundo en el bolsillo, detrás de los plásticos de un celular se nos permite acceder a todo, útil o no, con filtros o sin filtros, pero que al mismo tiempo nos aleja de las personas que tenemos al lado nuestro y con los que tendríamos que estar más comunicados. Es claro que no podemos ser analfabetos digitales ni rechazar los frenéticos avances y desarrollos tecnológicos que vivimos todos los días, al contrario, tenemos que estar actualizados y tratar de mantenernos al pie del cañón pero sin que eso termine convirtiendo al mundo en un lugar lleno de ermitaños.
La necesidad y capacidad de comunicar ha sido una de las virtudes más destacadas de la raza humana, no así la de escuchar que se ha convertido en un bien en extinción, es por ese motivo que el desarrollo tecnológico vino acompasado del desarrollo de aplicaciones que intentan duplicar y magnificar los medios de comunicación pero no nos engañemos, whatsapp y telegram por nombrar dos de las mas comunes lejos están de convertirse en medios donde podamos entablar conversaciones, en general dichas plataformas se convierten en meras representantes de cadenas de caracteres, que terminan duplicando monólogos y discursos que pocas veces permiten un intercambio entre los participantes.
Como bien expresa Álvaro González-Alorda: “no es una conversación suponer el punto de vista del otro sin darle lugar a expresarse, no es una conversación un monólogo sin escuchar, no son conversaciones los acorralamientos o los ataques, no es una conversación el juego de las indirectas, ni pedir consejos ya habiendo tomado una decisión definitiva. Una conversación no es la escalera de planteamientos, el tuyo, el mio, el tuyo, el mio, como se ven en los cuadros de diálogos de las revistas, no es una sumatoria de cuadros de diálogos, sino que una conversación es la “fertilización” de puntos de vistas, donde no hay ni ganadores ni vencedores, donde no hay empates”, a la lectura, parece algo fácil de entender y comprender, pero en la práctica, y mas utilizando medios digitales, parece que nos distanciamos cada vez más del cómo debería ser para terminar optando por la más simple y fácil.
Parece mentira, pero la conectividad, la digitalización y la globalización de las comunicaciones nos han convertido en seres perezosos que vuelven lentamente, en el mejor de los casos, a adentrarse en cavernas y a vivir separados de la humanidad y la naturaleza que nos rodea.
“Podemos ser pesimistas, abandonar y contribuir a que ocurra lo peor sin vuelta atrás. O ser optimistas, atrapar las oportunidades que sin dudas existen y contribuir, tal vez, a que el mundo sea un lugar mejor. No es una elección demasiado difícil” nos dice Noam Chomsky, no olvidemos las raíces mas humanas y sociales, evolucionemos pero sin que eso provoque el distanciamiento social, atrapemos la oportunidad de tener el mundo en el bolsillo que la era digital nos da para comunicarnos con el, y no ser meros espectadores ni dejar monólogos escritos por la vida sin que se generen conversaciones ricas de intercambio.