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El Proyecto Galileo: Cuando los terrícolas miran al cielo con cámaras y fórmulas

Finalmente, el ser humano ha encontrado la forma definitiva de llamar la atención de sus posibles vecinos galácticos: instalando cámaras que parecen la cabeza de R2-D2 y esperando que algo pase. El Proyecto Galileo, la última aventura científica para detectar OVNIs, suena como el primo nerd de «Los Expedientes Secretos X». ¿Pero qué están buscando exactamente? ¡La respuesta, está, literalmente, en el aire!

Y es que aquí en la Tierra, el Proyecto Galileo se está tomando las cosas muy en serio. Usando ecuaciones que parecen salidas de un examen final de física cuántica, han decidido que cualquier objeto que brille, acelere y tenga densidades superiores al osmio (sí, osmio, el metal más denso conocido) podría ser la evidencia definitiva. Eso sí, siempre y cuando no sea un dron de Amazon, o uno Ruso o Ucraniano con fallas en el GPS.

Para detectar estos objetos misteriosos, el proyecto instaló un hemisferio lleno de cámaras infrarrojas. I

El problema es que los científicos están tan emocionados por medir velocidades y aceleraciones que, para cuando encuentren algo realmente interesante, los alienígenas probablemente ya habrán cambiado de planeta.

Aquí viene lo mejor. Si descubren un objeto cuya densidad supera al osmio, lo catalogarán como anómalo. ¡Qué sorpresa! Porque todos sabemos que las civilizaciones extraterrestres probablemente usen materiales totalmente normales, como madera y plástico reciclado. Es más, imagino el reporte oficial:
«Objeto detectado. Material desconocido. Movimientos: no realizables con tecnología terrícola. Fuente de energía: Desconocida. Ubicación: Ya lo perdimos».

 

 

 

Y, por supuesto, todo esto depende de las donaciones. Porque si algo saben los extraterrestres de nosotros, es que el ser humano nunca puede financiar sus proyectos sin pedir plata. Pero si todo resulta bien, para 2025, habrá tres observatorios de estos operando en los Estados Unidos, recopilando datos sobre millones de objetos.

En conclusión, queridos lectores de Ironía Magna, el Proyecto Galileo no solo busca respuestas, sino que también nos recuerda lo entretenido que es ver a la humanidad persiguiendo estrellas mientras los alienígenas probablemente nos ven como un episodio interminable de comedia cósmica. ¿Estamos solos en el universo? Tal vez no, pero lo que es seguro es que somos los más boludos.

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