Si eres de los que se sintieron profundamente defraudados por la Superluna Azul escondida detrás de una cortina de nubes, no te preocupes. El universo, en su infinita capacidad para levantar nuestras expectativas y luego aplastarlas con un guiño sarcástico, ya tiene preparado su próximo acto de magia: el «Cometa del Siglo». Sí, amigos, porque si hay algo que los humanos disfrutamos más que admirar el cielo, es decepcionarnos en grande mientras lo hacemos. Y este cometa promete ser la obra maestra de las desilusiones.
El C/2023 A3, también conocido como Tsuchinshan-ATLAS, llegará en octubre de 2024, ofreciéndonos la posibilidad de, una vez más, mirar hacia el cielo con la esperanza de ver algo espectacular… solo para terminar mirando el pronóstico y descubrir que caerá granizo en lugar de estrellas. Porque, seamos sinceros, si Internet insiste en que será una noche despejada, puedes empezar a buscar refugio bajo un techo resistente.
¿Por qué seguimos persiguiendo estos eventos celestes? Es como una relación tóxica con el universo: sabemos que nos va a fallar, pero seguimos volviendo, una y otra vez. Hay algo extrañamente fascinante en saber que algo se avecina, que quizás esta vez las condiciones serán perfectas, que tal vez – ¡solo tal vez! – logremos ver ese espectáculo brillante en el cielo antes de que las nubes decidan ponerse en modo «game over». Nos apegamos a la idea de que, si la naturaleza se alinea lo suficiente, seremos testigos de algo más grande que nosotros mismos, algo que nos recuerda lo diminutos que somos en el gran esquema cósmico… y luego viene el granizo, el viento, la lluvia y los pingüinos cayendo del cielo.
Es curioso cómo incluso, cuando no hay absolutamente nada que ver, los humanos seguimos mirando hacia arriba. ¿Cuántas veces hemos salido de noche, con la ilusión de ver una lluvia de estrellas, solo para encontrarnos buscando constelaciones imaginarias entre las luces de la ciudad? Y ni hablemos de esas veces que juramos ver algo que no estaba allí, porque claro, si el universo no nos entrega su show, lo inventamos nosotros. Llamémosle el poder de la sugestión, o tal vez el deseo desesperado de encontrar algo asombroso en un cielo vacío. Pero lo cierto es que, aunque sepamos que lo más probable es que el evento sea arruinado por un frente atmosférico inesperado, seguimos intentando.
Así que, si fallaste en capturar la Superluna Azul, no te preocupes, querido observador cósmico: el «Cometa del Siglo» está a la vuelta de la esquina, listo para encender tus esperanzas astronómicas y luego apagarlas con un temporal. Porque nada dice «espectáculo del siglo» como una noche de octubre donde en vez de estrellas fugaces, lo que termina cayendo son las persianas del vecino después de que una ráfaga de viento las arrancó.
Pero bueno, mientras tanto, sigamos mirando hacia el cielo, como si esta vez las cosas fueran a cambiar. Y si no, siempre podemos dibujar el cometa en una hoja y pretender que fue todo lo que esperábamos.
Seguiremos mirando al cielo, pisando la tierra!