Queridos lectores, permítanme decirles una cosa: soy un hombre que siempre ha estado firmemente… ¡en todos los lados posibles! Algunos me dicen que soy de izquierda, otros que soy de derecha, y lo cierto es que yo mismo me he perdido en el camino. Tal vez porque siempre tomo ambos caminos, uno con el pie izquierdo y otro con el derecho, claro. ¡Es la mejor manera de no quedarse fuera de ninguna fiesta política!
¿Por qué escoger, cuando puedes tener todo? De hecho, esta es la clave del éxito. Cuando estoy con los compañeros de la izquierda, digo: “La igualdad es lo primero, camaradas.” Pero, justo después, me pongo un traje caro, conservo mi buen puño cerrado y les digo a los liberales: “¡Es el libre mercado lo que nos llevará a la cima, amigos!” Así, sin pestañear, soy la envidia de quienes no pueden ser dos cosas al mismo tiempo. La verdad es que si puedo ser tan contradictorio en mi política como en mi dieta, donde me como una ensalada verde mientras planeo pedir una hamburguesa doble con queso… ¡soy imparable!
No es fácil ser tan equilibrado. A veces, en la mañana me siento revolucionario, soñando con un futuro lleno de igualdad y justicia social, mientras que en la tarde, ya me estoy comprando acciones de alguna empresa de tecnología. Pero todo tiene su lógica, ¡es que soy un visionario! No veo barreras entre las ideologías, porque para mí todo es una gran avenida con múltiples carriles. ¡Y mientras más rápido cambiamos de carril, más emocionantes se vuelven las curvas!
Algunos me acusan de ser incoherente, pero yo prefiero pensar que soy flexiblemente adaptable. Después de todo, ¿quién dice que no se puede repartir los recursos equitativamente mientras uno cobra por un trabajo de asesoría? ¡Eso es eficiencia!
Así que, si me preguntan, no hay que elegir entre izquierda y derecha. ¡Voten por mí y tendrán un poco de ambos! Prometo seguir defendiéndolo todo mientras nada cambie demasiado. Porque si algo he aprendido, es que el camino al progreso está lleno de vueltas y revueltas, y yo soy el mejor conductor para llevarnos a ninguna parte… pero con estilo.