Un lugar común

Voy a escribir el poema más tilingo

esta mañana,

las hojas del árbol que miro

explotan,

estos versos chorrean abrazos

al lado de mi cama,

tu cuerpo a la espera del mío

tiene gusto a,

¿dónde estás, amor?

 

Quiero hoy susurrarte al oído

tranquila, aquí estoy, no pienso irme lejos

y que mi canto sea el remanso que tú me das.

Quiero escribirte entera y decir gracias

por tu sabia compañía durante años

aunque a veces me hayas tirado

al vacío más cristalino y floreado que existe.

 

Del pasto, vida mía, brotan ojos

que te ven fiera salida extraterrestre.

Podrán decirte trasto molesto

barrera o indeseable. Podrán tener

miedo a tocarte y que les toque

ponerse encima de ti como yo lo hago.

 

Sus murmullos son

la canción de nuestro amor,

los paredones de la esquina

que grafiteados dicen

FER + LA SILLA

y un corazón con bordes difuminados

es el escudo de esta declaración.

 

Silla amada,

ardamos en algún cerebro sin oxígeno,

que los mirantes digan y piensen

mientras nosotros vamos

al infinito sobre ruedas.

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